Aprendamos a escribir bien.
- Yanira Soundy

- hace 3 días
- 4 Min. de lectura
Por Yanira Soundy.
Miembro de Número de Academia Salvadoreña de la Lengua.
Desde niña escuché las formas temporales del verbo: dos presentes, dos pasados- definido e indefinido-, un imperfecto, un pluscuamperfecto, un futuro y un condicional. Debía decirlos de memoria, mientras mi madre con las cejas fruncidas esperaba cada conjugación sin errores ni trabas. Y en la construcción, debía preceder la voz determinada a la determinante, el abjetivo al sustantivo y el complemento al regente. En todo este sin fin de reglas y formas de hablar, siempre supe que las letras que eran bellas, estaban hechas para cultivar el espíritu de forma correcta y natural. Así descubrí la propiedad de un ser, una cosa o un acontecimiento que los hace ser amados, en las artes y las personas.
-Debes colocar una acotación para recordar la observación. Y evitar usar epifonemas de alguien o algo cuando escribes.
Y sumado a lo anterior, mamá también me hablaba con acertijos, para divertirse un rato a mis costillas.
Así se aprende poco a poco gramática española, tan llena de materias. Decía, con sus enormes ojos risueños.
A su alrededor, vi correr versos desaliñados, estampidas y solemnidades. Pareados, tercetos y cuartetos que explicaban las estampas de sus aleluyas. Hablábamos del Bárroco, movimiento espiritual y literario revolucionario, no subversivo. Y de pronto saltábamos al clasicismo como posición filosófica y al romanticismo. Mamá intentaba explicarme las diferencias con palabras sencillas. El barroco en un principio, no se aplicó a una revolución del arte. Fue usado para definir monumentos arquitectónicos, esculturas, pinturas hechas con detalles exagerados, con una imaginación sin límites. Y en este punto, intervenía mi padre, el barroco tanto en el arte como en la literatura traía una cosecha breve de pasiones y detalles recalcados.
¿Te gusta? - me preguntaban. Si y no. Les respondía. Lejos del Barroco literario, prefiero el Romanticismo y el Modernismo, les afirmaba.
Para mi, el Romanticismo fue victorioso desde un inicio, es cierto que quizás se excedió, pero su triunfo fue rápido y profundo.
Los versos como frases melodiosas, tienen medidas y palabras sujetas a número de sílabas y colocación de los acentos.
En verdad, la poesía como tal, nace y se desborda sin tanta regla, orden y medidas. Simplemente aflora como una música interior, igual que los pájaros. Concluía yo, apretando mi lápiz sobre mi libreta de papel de empaque. - Mamá solo movía con duda la cabeza.
Debe leer para conocer las reglas, la consonancia y la asonancia. Hay también versos libres, pero por favor, primero aprenda la versificación o arte métrica- decía muy seria.
Y así fue como nació el origen lírico de mis versos y la versificación. La admisión de versos libres, pero no asonantes, con una amplitud maravillosa.
Cuando conocí el realismo, escribí a los hombres y las cosas, tál y como son, y los versos fueron fríos, objetivos, sin alas. Me asomé al balcón y vi un cielo color negro de asfalto recién capeado.
He leído y estudiado un poco de cada movimiento, pero lo más importante, es escribir lo que siento, sin odas heróicas ni filosóficas.
De este modo, al volver a leer, los libros de antaño, pienso cómo la niñez y la juventud no han logrado encontrar el gusto por la lectura, ni comprender las reglas gramaticales, la construcción de versos y narrativas, el valor peculiar del ritmo y la ortografía.
Es tiempo de iniciar una búsqueda interior en cada estudiante, no todo es folklore, proverbios, cantares, adivinanzas, leyendas, tradiciones , ritos o creencias. Es necesario comprender la sencillez de un género propio, las formas reales del pensamiento humano, la belleza de lo material e inmaterial en la existencia, las formas más expresivas de las ideas. Esto sólo es posible, si se logra fomentar y despertar el interés por la lectura, desde la Educación Básica hasta el Bachillerato. Dejemos a un lado las figuras de dicción, los tropos o elegancias. Enseñemos las figuras del pensamiento, como formas nuevas descriptivas, pintorescas y lógicas.
Es importante que el estudiantado aprenda de libros sencillos, narraciones de cuentos que enseñan valores propios de la vida, con gracia y energía, donde puedan disfrutar de experiencias comunes, con metáforas que fortalezcan su imaginación y creatividad, y temas, que aborden realidades del planeta, el cambio climático, la contaminación, la extinción de especies, la realidad social y la familia. Todo lo anterior, con la finalidad de sensibilizarlos y que puedan convertirse en mejores seres humanos, voluntarios para combatir los males y salvar a las especies.
La literatura es esencial para lograr mejorar nuestro entorno, nuestro interior y las relaciones de los seres humanos entre si y con la naturaleza. Al conseguirlo, nacerán otros géneros y composiciones, cultivadas sin lamentaciones, libres con formas espirituales, individuales y colectivas.
El atraso del conocimiento en la materia de Lenguaje y Literatura, no es culpa del estudiantado, se requiere una nueva revolución literaria y espiritual en la enseñanza, conocer las obras de las personas escritoras y poetas salvadoreñas que estamos con vida, los cuentos sin fantasías, las narraciones que les permitan conocer las diferentes realidades, con un lenguaje sencillo, y gozar así de los diferentes modos literarios.
Cuando la niñez y la juventud disfruten nuestros cuentos y poemas, podrán escribir las expresiones de sus propias ideas, sin dramas ni sátiras, fantasías ni crudezas.
Les invito a recopilar los libros básicos de cuentos y poesías para estudiantes de Educación Básica, Secundaria y Bachillerato, que están a la venta en librerías salvadoreñas, Librería y Papelería UCA, Clásicos Roxsil, entre otros, y empezar a apoyar la literatura nacional, para la enseñanza del idioma castellano.






Comentarios