La cultura como garante de los derechos humanos y la diversidad.
- Yanira Soundy

- hace 7 días
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Por Yanira Soundy
Académica Miembro de Número de la Academia Salvadoreña de la Lengua correspondiente a la Real Academia Española.
La cultura es mucho más que una manifestación artística, simbólica o estética: es un espacio vivo de pertenencia, humanidad, sentido e identidad, donde los seres humanos expresamos nuestra forma de pensar, actuar, ser, sentir y comprender el mundo. En este marco, la cultura no solo es un derecho, sino también una herramienta fundamental para la garantía, el ejercicio y la protección de nuestros derechos humanos de forma equitativa.
A través de la cultura, los colectivos y comunidades reafirman sus valores; crean y fortalecen sus vínculos y elaboran modelos de convivencia basados en el respeto, la memoria histórica y colectiva, y la justicia social.
La diversidad cultural —se manifiesta en las lenguas, conocimientos, espiritualidades, tradiciones y maneras de organización— es un patrimonio común de todas las personas, y su reconocimiento es necesario para proteger el derecho a la identidad, a la no discriminación y a la participación plena .
Con la cultura se visibilizan las voces históricamente excluidas, y se promueven los derechos humanos con un enfoque intercultural.
La cultura actúa como un maravilloso puente entre el derecho universal y las realidades humanas de las localidades. Gracias a ella se amplía la comprensión de los principios de dignidad, equidad y libertad.
Por lo anterior, las políticas culturales deben considerarse estrategias estructurales para lograr la cohesión social, la cultura de paz y el desarrollo humano integral y sostenible.
La Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 27) reconoce el derecho de toda persona a participar en la vida cultural de la comunidad. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC, art. 15) amplía esta noción al garantizar el acceso, la creación y el respeto por la identidad cultural. Asimismo, la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural de la UNESCO (2001) establece que la diversidad cultural es patrimonio común de la humanidad y debe ser protegida como condición para la paz y el desarrollo.
En este sentido, la cultura actúa como garante de los derechos humanos:
· Para los pueblos originarios, la protección de sus lenguas, territorios culturales, etc. es fundamental para ejercer su derecho a la libre determinación y a vivir conforme a sus propias tradiciones. La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007) reafirma que los Estados deben respetar y promover las manifestaciones culturales indígenas como parte de sus obligaciones internacionales.
· Para las personas con discapacidad, el acceso a la vida cultural de manera equitativa, es clave para la inclusión. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (art. 30) establece que los Estados deben garantizar que las personas con discapacidad puedan participar en igualdad de condiciones en actividades culturales, recreativas y artísticas, y promover formatos accesibles (braille, lengua de señas, subtítulos, audio, lectura fácil).
· Para las personas migrantes y refugiadas, el derecho a conservar, expresar y compartir su cultura ancestral, esto es importante para lograr su bienestar. La cultura nos permite reconstruir identidades fragmentadas debido al desarraigo, además de mostrar los aportes culturales que los migrantes hacen a las sociedades que los acogen.
De tal forma, la cultura además de un derecho, es también un instrumento para visibilizar diferencias, romper barreras y estigmas, construir cohesión social y garantizar la equidad y la igualdad.
Hacer políticas culturales con enfoque de derechos humanos con un lenguaje claro y accesible, implica asegurar que todas las personas puedan participar, gozar, hacer, transformar y ser reconocidas en la vida cultural de sus colectivos y comunidades.
Los Estados, por tanto, tienen la obligación de garantizar la cultura como derecho.





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