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Foto del escritorYanira Soundy

Poesía maternal

Actualizado: 4 nov 2019




Hijo del viento


Por Yanira Soundy


Volví a estremecer mis entrañas. Era la hora en que llegarías a mi vida, desde un barco peregrino cargado de deseos. Y así llegaste, acariciándome el corazón con el milagro de un latido, que se llenó de asombro con mis sueños. Volví a estremecer mis entrañas y en mi vientre creció tu amor prisionero, desatando tu luz en la sonrisa de los cielos. Llegaste...hijo del viento. Era la hora de tenerte por fin entre mis brazos, para enseñarte a volar sobre mis alas. Jugar a ser cielo y sol, bañarte de besos y aprender palabras de aire entre las hojas... El tiempo pasó y creciste como un hermoso roble en el camino, dónde ahora busco siempre la tranquilidad y la sombra. Conociste cada edad de mi voz y bebiste todos mis colores como vino de lluvia. Encontraste mis huellas en universos de flores, libros de historias sin voz y campos sonoros sembrados de noches eternas. Ahora, callado y lleno de ternura, eres amor de hijo que me amarra a su recuerdo.





Palabras a Camila.


Por Yanira Soundy


Hoy me recliné sobre la hierba como una niña traviesa y te invité a volar en las ideas de los sueños. Me hablaste del amor en cada estrella y de mi rostro en la luna del agua. Pintabas sobre tu falda con las acuarelas de mi padre: peces de seda y flores acuáticas. Mientras yo te hablaba de las tardes en las que él y yo, perseguíamos golondrinas y libélulas sobre una línea de azul intenso... ¡Qué difícil fue crecer, escalar los pinares y levantarme en vuelo!... ¡Qué difícil fue llamar a cada cosa por su nombre, sin ser engañada por los sueños!... Quisiera explicarte los viejos proyectos que jamás concluí, enseñarte que en la vida las mujeres no debemos ser precipitadas. Déjame llenarte de verbos unidos a la lluvia y caminar por esta playa, donde desembocan los ríos más anchos. Déjame enseñarte a creer en Dios, ciñendo tu corazón sin prisa a mi recuerdo.





Rebeca


Por Yanira Soundy


Niña de música frutal y pupilas claras, estrella del mar, perla y perfume.

Esta noche te he visto hecha inquietud y poesía, descubriendo la miel de tu dedo pulgar entre los labios.

Niña que se bebe el campo azul y me ofrece el pomposo castillo de un árbol, muestras la cara al sol igual que un viento fuerte y miras el mundo como un halcón con nuevas alas.

Te abrazo y el tiempo es tan pequeño, la luz se vuelve poca y reposas por fin entre mis brazos.


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